Quiero dejar aquí dos artículos dedicados a Manel Casanova.
El primero es del blog de @SheikViberti, publicado el 7 de agosto:
http://sheikviberti.blogspot.com.es/2017/08/manel-casanova-una-mente-maravillosa.html
El 28 de marzo de 2011, el día que el Málaga firmó a Manel Casanova, me llamó un amigo perico y me confió misteriosamente algo que yo entonces no acertaba a calibrar en toda su dimensión. "Habéis fichado a un fuera de serie", me aseguraba.
Por aquel entonces de efervescencia y crecimiento no cesaban de sonar fichajes galácticos.
Y, pensando en los cracks del momento, le pregunté: "¿A quién te refieres? ¿A Eto’o? ¿Van Persie?"…
Difícilmente podríamos años después imaginar que el fichaje más
rentable de la historia centenaria del Málaga no fue el de ningún galáctico de Champions, sino Manel Casanova. No ya como
futbolista. Sino como captador de jóvenes valores hechos luego profesionales
cotizados. Increíble que un cargo técnico haya obtenido más retorno. Fabrice, Samus,
Darder, Fornals, Ontiveros, Juanpi, Nesyri, Luis Muñoz, Mula, Deco, Kuki, Samu
Casado…
Un sexto sentido futbolístico, el suyo, desarrollado desde la experiencia. A base
de dedicar miles de horas al fútbol, a todos los niveles. Y presenciar in situ miles de
partidos.
Casanova ha sido toda su vida un profesional hecho a sí mismo. Abarcó todos los escenarios.
No tuvo suerte en exceso como jugador. Llegó al Espanyol en 1975
procedente del Sant Andreu. Le costó hacerse con la titularidad. Pero al final,
con técnica, calidad, compromiso e insistencia, sus grandes virtudes en todos
los frentes, y su forma de hacer las cosas, convenció a Santamaría. Al que
ayudó a sacar adelante casi la mitad de sus 255 partidos como técnico perico. Pero
tras la cuarta temporada, una cruel lesión de rodilla le apartó prematuramente de
la gloria blanquiazul. Regresó al Sant Andreu. Pero a su rodilla se le había
agotado prematuramente el fútbol.
Insistió en sus colores blanquiazules como líder de la Asociación de veteranos, con
solo 28 años. Así estuvo implicándose durante cuatro años, desarrollando
carisma y liderazgo.
Hasta que Azcargorta y su equipo tiraron de él y se reinsertó en la estructura del fútbol
base perico. Entonces, con mucho o todo por hacer. Él ideó toda la estructura. Además,
formó tándem técnico con el que llegó a ser primer entrenador Paco Flores, en
varias etapas. Y con Luis Aragonés.
Esa privilegiada perspectiva de observación, desde primera línea como
futbolista, desde los banquillos como técnico y desde los campos de tierra del
fútbol base, le llevó a acumular un bagaje y un sexto sentido captador de
calidades difícil de igualar. Por esas experiencias acumuladas en su peripecia personal Manel fallaba poco. Por
su biografía futbolera de pedigrí y porque era único previendo y organizando donde
antes no existía nada. En Sarriá y en Málaga.
Así, nos decía un día que
probablemente más de 250 jugadores hayan conseguido vivir como profesionales
del fútbol, tras obtener la evaluación positiva de su privilegiado ojo futbolístico. Entre ellos toda una pléyade
de cracks de élite periquitos como Tamudo, Capdevila, De Lucas, Morales… Y multitud
de centrales, como Soldevilla, Lopo o Jarque. El actual responsable de fútbol
base españolista, Fran Navarro, también salió de su chistera.
El Málaga rico de Al Thani tuvo mucha suerte. Antonio Fernández pilló
a Manel libre, con mono de fútbol y ávido de triunfos. Y lo
consideró el motor del cambio. Coincidían nuestros colores con los suyos
blanquiazules de toda la vida.
Y coincidía, ya lo conocía de sus muchos viajes a Málaga, que en la
cantera malagueña
estaba todo por hacer. Mirar más allá
del segundo equipo en Málaga no era una opción. La urgencia era
mantenernos. Como para pensar en
otras empresas al otro lado del Atlético Malagueño. Retener valores era
una quimera. Y Manel venía con la ilusión de comenzar de cero y el reto
de construir algo importante.
El
lema no escrito de Manel era "me moveré sin parar, para que el éxito me
pille trabajando". Y así no paraba. Hacía gente y coleccionaba afecto
por dondequiera que pasaba. Por su sencillez y autenticidad. Hace unos
días mostraba orgulloso su carné de entrenador UEFA. Su salvoconducto a
la vista de los porteros nuevos de los campos de la geografía malagueña.
Todo el que ha tenido la suerte de conocerlo entiende por qué era piedra angular
por aclamación de todos los proyectos de futuro. Por qué encandiló
primero a Ghubn y a Antonio Fernández. Y a José Carlos Pérez. Y muy
rápidamente a Al Thani. Rara vez un hombre es capaz de convencer solo con la palabra. Y después, a la hora de la acción, mejorar cualquier previsión.
Con poco. Con recortes. Cada vez con menos. Tanto era el brillo que
supo desplegar en Málaga que ahora gran parte del malaguismo aliquindoi
cargaba las pilas de optimismo con la sola presencia renovada de Manel
en los céspedes artificiales municipales los últimos días.
El malaguismo anónimo ya nos las prometíamos felices. Manel como faro del malaguismo en tiempos difíciles.
Manel como apoyo de todos, a todos los niveles. Y soldadura en frío de
todas las grietas. Manel, relaciones públicas infinito. Y negociante
duro, flexible y eficaz como la vara de fresno.
Que
le pregunten a los padres de Sandro cómo convencía. Y a los de Isco. Y a
los de Mula. Y a los de centenares de futbolistas que desplazó desde
muy lejos. Y a los responsables de la Mohamed VI. Y que pregunten cómo
disuadía sin apenas alterarse a los que se la pretendían jugar por lo
bajini... Solo razonando. Enumerando hechos pasados. Apabullando con
conocimiento profundo de todos los palos de su negocio.
Solo
con la figura ilusionante de Manel Casanova como norte, nos estábamos
atreviendo a soñar con el milagro de los panes y los peces. El milagro
de la planificación a años vista. El milagro del orden exacto. Captar
muy bien. Fichar requetebién. Vender mejor. Crecer. Ganar.
Multiplicarnos como Club.
Solo
faltaba que ejerciera de modo real lo que ya significaba a todos los
niveles técnicos. Un apoyo irreemplazable para captar, fidelizar y
fichar nuevos valores. Manel Casanova era el maquinista más experto y
contrastado posible de nuestro penúltimo tren. Si alguien era capaz de hacerlo, era él. Sabiduría, ojo, capacidad y compromiso apabullantes.
Pero
tanto se exigía, el viernes en la Virreina, el sábado por la mañana en
la Axarquía, por la tarde en La Rosaleda, luego reunido con Arnau
cavilando soluciones, que ayer, en el campo de Malakas, rodeado de fieles amigos, viendo
fútbol, su irrenunciable pasión, probablemente una coronaria exigida al
límite, acabó por parar fatalmente su músculo principal. Y la tragedia
centenaria que parece amenazar nuestro destino agazapada, atacó de
nuevo. La enésima lanzada en el costado. El Málaga, imán de las
desdichas. El enorme corazón de Casanova y el de dos familias
blanquiazules, Espanyol y Málaga, trágicamente paralizados. Las dos
familias de su vida, humana y profesional, enlazadas indisolublemente
para siempre, compartiendo la desolación de su irreparable pérdida...
Desde
el dolor inconsolable solo acertamos a mostrarte nuestro inmenso
cariño, profunda admiración y agradecimiento, Manel. El que has sentido
todos estos años por la extensa geografía de esta Academia virtual tuya.
Has sido siempre un hombre de récords. Allí arriba bates hoy otro, liderando la única cantera blanquiazul más amplia que la malagueña de todos estos años.
Tu nombre permanecerá por siempre ligado a la Ciudad Deportiva de Arraijanal. Y cada vez que marquen un gol Nesyri, Juanpi, Mula o uno de los nuestros, levantaremos los dedos al cielo, señalándote cómplices, amigo, como el fichaje malaguista más valioso de todos los tiempos y la mente más extraordinaria que se ha cruzado en nuestra historia.
Tu nombre permanecerá por siempre ligado a la Ciudad Deportiva de Arraijanal. Y cada vez que marquen un gol Nesyri, Juanpi, Mula o uno de los nuestros, levantaremos los dedos al cielo, señalándote cómplices, amigo, como el fichaje malaguista más valioso de todos los tiempos y la mente más extraordinaria que se ha cruzado en nuestra historia.