Dejo aquí tres artículos que pueden interesar muy especialmente a los "bancarios". Aunque por sí mismos pienso que les puede gustar a otras personas interesadas en estos temas (al fin y al cabo todos somos clientes de alguna entidad).
Creo que no es casualidad que se hayan publicado en tres días consecutivos. Sin duda, algo se mueve en el sector.
El primero:
Empieza así:
"Nadie quiere a la banca. Son los malos de todo. Pero, a su vez, medio mundo exige que fluya el crédito. Si no lo da la malvada banca privada lo dará la pública, que sí que sabe de analizar riesgo y buenos proyectos, como demostraron nuestras queridas cajas o algunos landesbanks o ciertas casse di prestiti, todos modelos de gestión excelente que quebraron por casualidades de la vida, claro.
Qué mala es la banca que no presta por alguna razón inconfesable –fíjese usted qué cosas, una banca que no quiere prestar, es decir, un panadero que decide no vender pan. Crédito, baby. Que llueva. Dame veneno que quiero morir. ¿Para qué?... ah, sorpresa. Lo que importa es que fluya."
Termina así:
"El sector financiero y el crédito son elementos esenciales para el progreso. Pero el riesgo y la cantidad del mismo no lo decide un comité estatal o un consejo de ministros. Lo decide un entorno más o menos fácil para el crecimiento. No pongamos como objetivo la cantidad de crédito sino la calidad del mismo. Nos evitaremos muchos sustos."
Y, en medio, se pueden leer párrafos como este:
"El sector financiero y el crédito son elementos esenciales para el progreso. Pero el riesgo y la cantidad del mismo no lo decide un comité estatal o un consejo de ministros. Lo decide un entorno más o menos fácil para el crecimiento. No pongamos como objetivo la cantidad de crédito sino la calidad del mismo. Nos evitaremos muchos sustos."
El segundo:
Sus primeros párrafos creo que son un buen resumen:
"Saben que hay un principio, el de Pareto, que es comúnmente usado a la hora de buscar eficiencias en cualquier organización, esto es: eficacia al menor coste posible.
En esencia viene a decir que un colectivo menor –que el italiano estimaba en el 20%– es responsable o dueño del 80% de los frutos de una actividad siendo por tanto inferior o incluso marginal (20%) la contribución del resto (80%) a la propiedad o el rendimiento de la misma. De cumplirse esta regla, el foco de cualquier gestor se tendría que poner en el primero de los grupos, minimizando el esfuerzo dedicado al segundo.
Su creador probó así, de manera empírica, una fórmula que todos experimentamos en mayor o menor medida en nuestra vida corriente.
Apúntense, si no, lo que hacen en el trabajo a lo largo de un día y me cuentan.
Pues bien, hay sectores en los que esa fórmula se distorsiona hasta límites insospechados, como, por ejemplo, en el caso de la banca. Es comúnmente aceptado dentro de tan denostada industria que la relación de Pareto sube hasta un revelador 130/30. Es decir, un 30% de los clientes han de lograr el 130% del resultado porque el 70% restante, simple y llanamente, cuesta dinero".
El tercero:
El artículo termina así:
"En resumidas cuentas, los balances bancarios ocultan una dura realidad: posiciones en deuda soberana que, contabilizadas de una forma u otra, sufrirán minusvalías muy importantes en los próximos meses. No nos lo dirán en sus informes, pero en las entidades más débiles dichas pérdidas pueden ser sustanciales e incluso graves. Tanto que podría afectar a la confianza de los inversores, tanto que los reguladores se plantean tomar cartas en el asunto. Y eso que esto acaba de empezar, a saber cuánto nos queda aún por ver en esta nueva ‘crisis de los activos seguros’"
Y este párrafo me parece brillante:
"Un activo con un precio burbujeado no es un activo seguro, al igual que el ladrillo español tampoco lo era a pesar de ser ladrillo y de que ‘nunca bajaba’. Y al igual que el auge del ladrillo parecía beneficiar a todo el mundo y por eso no se frenó a tiempo (incremento de la recaudación de impuestos, incremento de la riqueza de las familias, negocios millonarios…), aquí ningún gobierno protestará porque le compren demasiada deuda o por pagar muy poco por ella, ningún inversor protestará porque se incremente el valor de su cartera… hasta que sea demasiado tarde".