domingo, 14 de junio de 2015

Un chiste sobre economistas y otro sobre periodistas de futbol


Dejo aquí esta entrada del glosario de este libro (de recomendable lectura):



Chiste preferido de los economistas.  Es para reírse a carcajadas, y se inspira en la prevalencia, en economía, de ciertas suposiciones relativas a la información perfecta, a los mercados eficientes, a los consumidores sensatos, etcétera. Y dice: Un físico, un químico y un economista se encuentran en una isla sin nada que comer tras naufragar el barco en que viajaban. De pronto, una lata de sopa llega flotando a la orilla. El físico dice: “Abrámosla golpeándola con una piedra”.  El químico dice: “Hagamos un fuego y calentémosla hasta que explote”. El economista: “Primero, supongamos que tenemos un abrelatas.»

Puede no venir al caso aquí, pero, dado que estamos tocando el tema del chiste preferido por todo un gremio, siento la necesidad de contar el preferido de todos los periodistas especializados en fútbol, tal como me lo contaron al menos una docena de veces cuando dedicaba los sábados a escribir sobre partidos de fútbol. La historia se remonta a los días en que George Best era el futbolista -y juerguista empedernido¬ más famoso del país. Un camarero entra en la suite de un hotel por la mañana y encuentra a Best dormido, en la cama, abrazado a dos mujeres desnudas (en versiones más refinadas, las chicas eran Miss Mundo de ese año y la ídem del anterior). Al pie de la cama, varias mágnums de champán vacías en cubos para el hielo. Best había ido al casino y la cama también está generosamente cubierta con billetes de 50 libras.  El camarero,  acongojado,  sacude la cabeza y dice: «George, George... ¿Dónde empezó a salir todo mal?»



Anexo

Dejo aquí también la presentación del libro, la que se puede leer pinchando en el enlace de arriba:

Desde hace ya unos cuantos años es imposible ver un telediario o abrir un periódico sin toparse con un alud de información económica –mayormente inquietante– relacionada con la crisis, los mercados, la inflación, el FMI, la deuda, los bonos basura, el producto interior bruto, la especulación financiera... Y lo que es peor, desde hace algunos años ya no es una opción viable cambiar de canal o pasar página pensando que todo eso es un tostón para expertos y que es inútil intentar entender esos conceptos económicos. Y no es una opción porque esos conceptos tienen una incidencia directa o indirecta en nuestros bolsillos, en nuestra cesta de la compra, en nuestro salario, en nuestras pensiones, en el futuro de nuestros hijos.

Éste es un libro sobre economía para los que no entienden de economía, aunque los que sí entienden lo leerán con idéntica fruición, porque Lanchester es un divulgador portentoso, que utiliza una aguda ironía y aplica su sagacidad en desmontar clichés. Y de este modo nos explica cómo hemos llegado hasta aquí, por qué bajo la apariencia de impecable funcionamiento la economía del último cuarto del siglo XX se convirtió en algo muy parecido a un casino manejado por tahúres y cómo la impulsiva decisión de un bróker con exceso de testosterona o la maniobra de un financiero codicioso acaba mandando al paro a miles de personas o haciéndonos pasar apuros para llegar a fin de mes. Es el efecto mariposa aplicado a la economía y se llama «globalización».

El libro se divide en tres partes: una extensa introducción, un glosario de términos, instituciones y personajes, y un epílogo, y el resultado es un heterodoxo y ameno diccionario para entender los secretos de la economía y por tanto un imprescindible manual de autodefensa.

«Uno de los autores que mejor han explicado la crisis y sus consecuencias» (Michael Lewis).

«Cualquiera que quiera entender las noticias del telediario de cada noche debería tener este libro a mano» (Publishers Weekly).

«He leído y releído el estupendo libro sobre economía de John Lanchester. Es una obra maravillosa, que encandila, que me ha entusiasmado. Es agudo, claro y original, ¡un libro extraordinario!» (Claire Tomalin).

«Una idiosincrásica colección de breves y agudos ensayos que clarifican la jerga de las finanzas con admirable concisión e ingenio» (Peter Sokolowski, The New York Times Book Review).

«Funciona por tres razones. Primero: Lanchester es un gran escritor. Su prosa es clara y precisa, y eso es de mucha ayuda cuando el tema es arduo. Segundo: sazona su glosario con toques de humor... Tercero: logra un equilibrio óptimo; ni demasiado técnico ni tampoco condescendiente» (Larry Elliott, The Guardian).

«Perspicaz y a menudo muy divertido... Un manual extraordinariamente útil» (Ian Critchley, The Sunday Times).