lunes, 22 de diciembre de 2014

Apadrina un malaguista


Dejo aquí este artículo de @rubeng2310 publicado en @LaBombonera_MCF
  

APADRINA UN MALAGUISTA
No son pocas las veces que he leído y escuchado a muchos malaguistas referirse a los malagueños madridistas o culés como ‘catetos’, en el sentido más peyorativo posible. Error grave. Comprendo y respeto la desazón que provoca ver a tanto paisano con el corazón blanco o blaugrana, y también me enervo cuando éstos tratan con la punta del pie al equipo de su tierra. Sin embargo, a veces olvidamos que el fútbol, como tantas otras cosas en la vida, es vínculo, y que no todo el mundo ha tenido la suerte de tener un padre, un familiar o un amigo que desde chiquitito le ha llevado de la mano de la Rosaleda y le ha enseñado a amar a nuestro equipo del alma.
Cuando tenía 5 años, recién desaparecido el CD Málaga, en el autobús del colegio los niños mayores me preguntaban si yo era del Madrid o del Barça. Esa pregunta siempre encontraba una única y orgullosa respuesta: -Yo soy del ‘Mágala’. Mis compañeros se burlaban de mí diciéndome que ese equipo estaba en 2ºB e incluso un día llegué a casa llorando y le pregunté a mi padre si, además del Málaga, podía ser de otro equipo para esquivar el recochineo. Por suerte, superé todo aquello sin mayor problema y nunca me ha hecho falta cambiar mis colores para encajar en ningún sitio. Pero como decía anteriormente, el fútbol es vínculo, y si mi padre hubiera sido del Madrid o del Barça, seguramente hoy sería uno de esos mal llamados ‘catetos’.
De nada sirve etiquetar y señalar a todos aquellos que no tienen la suerte de sentir como nosotros. Quizá sea más efectivo cambiar de estrategia y ‘evangelizar’ malaguismo a todos los que nos rodean; al panadero, al peluquero e incluso al vecino del quinto, aunque sea un ‘rajón’. Invitar a un partido del Málaga a ese chaval que todavía no ha pisado un campo de fútbol o regalar un llaverito de nuestro escudo a ese profesor madridista es el primer paso para contagiarles nuestra pasión y conquistar su corazoncito en azul y blanco. Los descalificativos nunca llevan a buen puerto y sólo provocan rechazo. Ha llegado la hora de cambiar el chip.
Apadrina un malaguista. Nunca es tarde.

Como “regalito” dejo también una de esas portadas geniales de La Bombonera: