lunes, 30 de julio de 2018

¿Una salida a Bolsa como solución?


Desde La Liga ya se ha hablado alguna vez de la posible salida a Bolsa de clubs de fútbol. Tras el saneamiento en las cuentas de resultados gracias a los controles económicos (como el tope salarial), el siguiente paso debe ser convertir a los clubs en empresas rentables para sus accionistas. Negocios como todos los negocios: que puedan ganar dinero de forma recurrente sin necesidad de acudir a traspasos. 

Javier Tebas acaba así su prólogo al Informe Economico-Financiero del Futbol Profesional 2017: "Para finalizar, me gustaría destacar, que una vez alcanzada la estabilidad y la solvencia financiera, los próximos años deberán ser -manteniendo el crecimiento de la actividad- los de la profundización en la generación de rentabilidad y creación de valor. Resulta preciso consolidar un sector que resulte atractivo no solo deportivamente para los aficionados, sino también como negocio para todo el resto de agentes en el mercado, como ocurre con otras actividades económicas prósperas de nuestro país".

Está claro que entre las "personas influyentes" de Málaga la mayoría no se fían del Málaga C.F. La obsesión contra el presidente ha derivado en un acoso y derribo contra el club. Algunos de ellos hasta han cuestionado el uso de La Rosaleda y las obras de la Academia. Autodestrucción. Suicidio.

Con estos antecedentes, se me ocurre que una salida a Bolsa del Málaga CF SAD  puede ser una solución para nuestros problemas "institucionales".

Aunque se insista de forma irresponsable en lo contrartio, el club está ya perfectamente controlado por La Liga, auditoría externa, etc.

Una salida a bolsa requiere tiempo, dinero y esfuerzo pero sería un reto muy atractivo e interesante ser el primer club de futbol español cotizado.

Puesto que obligaría a una mayor transparencia y, sobre todo, al cumplimiento de normas muy estrictas de gobierno corporativo, supongo que las "élites malagueñas" dejarían de una vez en paz al club de la ciudad.

Además, el presidente podría recuperar parte de su inversión en el proceso de salida a Bolsa y nosotros, por nuestra parte, como simples aficionados, invertir en el club. Sería cuestión también de fijar, por ejemplo, una política de dividendos para hacer atractiva la inversión, más allá del amor a unos colores.

Una vez resuelto el problema de la falta de confianza institucional en el club, nos podríamos concentrar solo en los asuntos deportivos. Que además, al ser una empresa sujeta a la vigilancia del mercado, nos obligaría a una gestión altamente profesional de la mencionada política deportiva. Nada de amigismos. O sí, pero ASP: amigos suficientemente preparados.
Aquí dejo la propuesta. Me parece que no es ninguna tontería.